El Club Social y Deportivo Orompello, fue fundado por descendientes italianos y alemanes, miembros de algunas de las familias de clase alta de Valparaíso, el 18 de septiembre de 1930. Sus primeras reuniones fueron en un cine cercano, después de un tiempo compraron el lugar de la sede actual.


Ser Orompellino lleva un compromiso, es una fuerza consciente, que sabe de su rol político, social y cultural, que la organización es un deber cívico que fortalece la democracia y permite la renovación de la mirada critica.


Los clubes de barrio reúnen y articulan valores como agentes transformadores indispensables para el fortalecimiento del tejido social, como la cultura, arraigo identitario, el valor de la pertenencia, la práctica deportiva, la solidaridad, el cooperativismo y la asociatividad. Fortalecen los territorios y nos permiten hablar de comunidades que renuevan y recrean instancias de encuentros que los engrandecen.


Bien se reza que Valparaíso es fútbol, es el amateurismo porteño precursor de la fundación del futbol profesional en Chile (https://asifuch.cl/no-me-gusta-el-futbol-de-hoy/), sus habitantes llevan en si mismos la historia que rueda por cada rincón del puerto. La apropiación identitaria de los colores y la camiseta del equipo de barrio, hace que la práctica deportiva y los espacios formativos para niños y adolescentes, sean herramientas de trabajo; que sustentadas en la colectividad y compañerismo organizan a sus vecinos y contribuyen a los procesos educativos.


El espacio del club deportivo es autogestión, pese a las limitaciones como la falta de políticas públicas que permitan acceder a recursos, persisten y se fortalecen. Es necesario facilitar los medios para la asociatividad, como programas de capacitaciones vecinales o formativas para niños, redes de apoyo a las mujeres víctimas de violencia de género y/o acoso, pese a las carencias que persisten en el tiempo los clubes generan recursos en la resistencia a abandonar una conquista que a través de su historia los ha posicionado como un grupo ciudadano consciente de su entorno, responsable por su sector, y que en convivencia hace de su arraigo identitario una herramienta que engrandece su comunidad y esa es la manera en que hoy debe rearticularse nuestro país, el club social, los espacios de practicas deportivas son un medio imprescindible para reencontrarnos, y ser participes en como emparejamos la cancha para todes.


En cuanto a la participación de las mujeres en los espacios masculinizados desde su creación, el club Orompello es hoy un eje de trabajo colaborativo y paritario luego de 91 años de historia. Paulina Pinochet, Francisca Montecino y Lorena Toro son agentes de cambio fundamentales y parte de una conciencia de como es que las estructuras hegemónicas pierden protagonismo y nos declara una visión equilibrada de como es que las dinámicas en sociedad se transforman, renuevan, es un hito, y lo celebramos.


Nicolas Andrade Orompellino y activo agente de transformación desde su cargo de secretario político responde a Decanas:

¿De qué manera las mujeres han estado presentes en el espacio de la construcción de identidad del club y cómo se proyectan a futuro atendiendo al desafío de que se empareje la cancha para todes?.


El club deportivo Orompello no ha quedado ajeno a la fuerza del movimiento feminista y la revuelta popular del 18 de octubre. Lo vemos como una oportunidad para generar un cambio en favor de la mujer, romper con el patriarcado, romper con la lógica machista y con todo lo que eso conlleva.


Es importante dejar en claro que la mujer siempre ha estado en el club Orompello, pero sabemos que siempre dentro la lógica patriarcal, oculta e invisibilizada por lo que creemos que lo importante es tener conciencia de que tenemos que generar espacios para y por la participación de ellas, lo que hace la feminización de los espacios institucionales fundamental ya que fue hecha para hombres y no para mujeres.


Nosotros tenemos desafíos importantes por delante, que tienen que ver, en como generamos espacios de mayor participación para la mujer sabemos que tenemos un desafío grande e importante, también con el cambio de estatutos, los protocolos de abuso y acoso, somos conscientes de su valor e importancia, vamos por el buen camino, estamos cambiando, estamos emparejando la cancha, yo creo que primero es importante que los clubes deportivos en sus estatutos fijen las cuotas de poder, por ley en el reglamento está estipulado que las directivas deben ser de 50 y 50, eso es uno de los más grandes avances en términos de participación de las mujeres en estos espacios masculinizados. Nosotros vamos un paso adelante.